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sábado, 25 de octubre de 2008

SURCOS

De la tierra húmeda
que, tras la lluvia,
intenta transformar
ese sendero que yace
bajo mi ventana.

Las nubes impacientes,
desean meterse en el hilos de agua,
que transcurren sobre el lodo.

Pero, la rama del ciprés
acecha celosamente,
evitando que penetren en ella.

Cuando cae la noche,
la enorme cara de la luna
baja a bañarse,
y el ciprés, como un caballero,
retrocede, al tiempo que
observa entre sus ramas,
su singular belleza blanca.

El agua con su ritmo fluirá,
creando nuevos surcos en la tierra,
formando en su trayecto erosiones
que el tiempo con sus horas borrará.

En gotas de la lluvia envolveré
las noches que la luna allí aparezca,
sobre el cristal desnudo he de posar
la intensidad de unos labios cuando besan
y retener contigo en ese instante
su virginal ternura e inocencia.

Ana Valentín

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