CANTO AL TEIDE
Viejo guanche tinerfeño
cabellos de nieve blanca,
torso altivo de gigante,
músculos de roca y lava.
En ti se refleja la noche
por mil estrellas cuajada,
y te contempla la luna,
como novia enamorada.
Las sirenas de la Atlántida
quieren descubrir tu casa,
y rozando tímidamente
el moreno de tus playas.
Con la mirada altanera
el infinito lo abarcas,
viendo donde nace el sol,
y donde muere, se apaga.
Tú, sereno e implacable,
cuando ya no quede nada,
cuando no exista esperanza,
ni promesas de alborada,
seguirás con tu vigilia
en la noche milenaria,
para dar fuerza y orgullo
a éste crisol de lava,
mi Tierra, mi Tierra Canaria.
Viejo guanche tinerfeño
cabellos de nieve blanca,
torso altivo de gigante,
músculos de roca y lava.
En ti se refleja la noche
por mil estrellas cuajada,
y te contempla la luna,
como novia enamorada.
Las sirenas de la Atlántida
quieren descubrir tu casa,
y rozando tímidamente
el moreno de tus playas.
Con la mirada altanera
el infinito lo abarcas,
viendo donde nace el sol,
y donde muere, se apaga.
Tú, sereno e implacable,
cuando ya no quede nada,
cuando no exista esperanza,
ni promesas de alborada,
seguirás con tu vigilia
en la noche milenaria,
para dar fuerza y orgullo
a éste crisol de lava,
mi Tierra, mi Tierra Canaria.
Ana Dorta
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