jueves, 1 de abril de 2010
lunes, 29 de marzo de 2010
ABRIENDO BOCA

Esta bella imágen de la Antártida nos invita a ir haciendo proyectos para el buen tiempo. El sol luce ya casi perfecto en los cielos y los paisajes nos reclaman para ser contemplados y compartidos. Es hora de abrir ventanas y desempolvar sueños. La vida es demasiado bonita para dejar pasar momentos como éstos. Ana Valentín.
jueves, 25 de marzo de 2010
VISITANTES DE PRIMAVERA

"Volverán las oscuras golondrinas........" y vuelven, porque se trata de un ave migratoria con enorme capacidad de la orientación y de la memoria. Recuerdan donde pusieron sus nidos el año anterior. Nuestros balcones se abren a la primavera y entra la luz en ellos. El olor a campo, naturaleza, flores y vida rezuma por todas partes, y la llegada de éstas aves surcando los cielos nos refrescan la memoria de otras primaveras. Ana Valentín.
PÉSAJ, LA FIESTA DE LA LIBERTAD

El día 3o de marzo y hasta el día 6 de abril, se celebra la fiesta de Pésaj para el pueblo judío. Su significado es "saltear". Festividad que conmemora la salida del pueblo judío de Egipto y relatada en el libro bíblico del Éxodo. Esta festividad es una de las tres "Shloshet Haregalim"
(Fiestas del Peregrinaje), ya que en la época en la que el Templo de Jerusalem existía , se acostumbraba a peregrinar al mismo y realizar ofrendas. Durante la festividad de Pésaj está prohibida la ingestión de alimentos derivados de los cereales: millo, cebada, centeno, avena y espelta. Dichos nutrientes se denominan Hametz y en su lugar se consumen durantes esos días el pan ácimo o matzá. Según la tradición judía el pueblo salió de Egipto a toda prisa y sin tiempo para leudar el pan. Por eso se consume sin fermentar. La Pascua cristiana tiene sus orígenes en la festividad de Pésaj, De hecho es bastante probable que la "ultima cena de Jesús" haya sido el tradicional Séder pascual.
RECETA TÍPICA DE PÉSAJ: Borsht de remolacha.- Un kilo y medio de remolachas pequeñas. Dos cucharadas soperas de azúcar. Dos litros de agua. Zumo de dos limones. Dos cucharadas de sal.
Pelar la remolacha y cortar en rodajas. Colocar en olla y cubrir con agua y sal. Cocer durante dos horas. Revolver el azucar y el limón y verter encima de las remolachas. También se pueden servir sin el caldo como guarnición, solas o combinadas con otros vegetales. El zumo de limón se puede servir a parte como bebida (6-8 personas). Ana Valentin.
lunes, 22 de marzo de 2010
CUATRO CUENTOS DEL AGUA

Esta es una historia distinta. Una de esas historias que nadie se atreve a contar, porque no cree que puedan suceder así. Pero como yo soy la única protagonista de la misma, me voy a sumergir en el tiempo de cada uno de vosotros, para dar un toque de atención. Quiero que los seres humanos me vean no como a esa gota que, de un zarpazo, nos quitamos cuando nos molesta. Soy la parte más importante de su constitución física; AGUA.
El lugar de donde vengo se llama "El Espejo de la Luna" y es cierto, porque allí va la Luna a mirarse cada día. Situado entre majestuosas montañas que foman entre sí los Lagos de Nathaniel . Ellos son el lugar de comienzo de muchos viajes, pero a su vez también son un lugar de retorno al final del camino. Lugar donde las estaciones se complacen en recordarnos que, en las distintas caras de la Luna , están naciendo a diario soles y estrellas. y es entre esa luz y esa sombra donde se encuentra la verdadera belleza de las cosas sencillas. Igual que yo. Sencilla frágil, cariñosa, escurridiza, pero de gran importancia para que todo ésto suceda y la vida continúe.
Y es precisamente desde este lugar, desde donde partimos un día hacia el mar. Muchas de nosotras se quedrán atrapadas en el camino por alguna nube o tal vez por la mala utilidad que haga de nosotras el hombre.
PRIMAVERA
¡Ummmmm, ya sopla la Primavera entre las temblorosas florecillas casi nacientes de los prados! Mi peculiar sonido las hace vibrar de alegría al verme. Cada año me esperan serpentando los caminos para que yo fluya entre todas ellas. Aquí estoy yo tranquila a la vez que inquieta. Con ese tintineo de casi el mes de abril entre mis manos, y me dispongo a ofrecer toda esa frescura que traigo desde las montañas. Me contemplo reflejada en el amarillo árbol de una mimosa y observo todo cuanto hay a mi alrededor que es ¡LA VIDA! en todas sus manifestaciones. Al pasar bajo sus ramas puedo escuchar el zumbido monótono de las abejas que se afanan en sus tareas. Saltando de flor en flor y aprovechando hasta el último grano de pólen que luego almacenarán en cada colmena para fabricar la rica miel. Las personas se alimentarán con ella y la naturaleza continuará su compromiso con la creación.
Yo me siento muy orgullosa de ser parte de todo ese trabajo. Doy de beber al árbol y el árbol da trabajo a la abeja. Luego la abeja dará de comer al hombre.
VERANO
¡Por fin he llegado al mar! Amplio, azul y lleno de contrastes. El sol no se aparta de mi cabeza y aprieta el calor. Observo grandes barcos surcando mi cuerpo y a los delfines saltar sobre mi espalda riedo de alegría. Oigo ruido, risas de niños felíces que se aproximan para tocarme. En las orillas tejo encajes de espuma para que los más pequeños disfruten de mí sin peligro. Me abrazo a ellos y siento vibrar sus cuerpecitos al contacto con el sabor salado que tanto me caracteriza. Estoy presente en cada juego y soy confidente de esas miradas que vagan en busca de respuesta mirando al horizonte. ¡Qué reconfortante es poder sentir en tu propia piel la alegría misma de las cosas, de las personas.
No concibo un verano sin mi presencia que en ocasiones pocos saben valorar. Soy complemento de la luz, porque sin ella mi esplendor se vería tamizado por los nubarrones del verano que intimidan el acercarse hasta mí. Me lleno y me vacío una y mil veces en esa sencilla intimidad que me caracteriza, procurando estar presente en todas partes.
Pero el resplandeciente sol prepara ya mi equipaje, volviendo a las tardes más cortas y más frescas. Yo, junta a mis compañeras lo noto porque las risas de los niños se sienten más lejanas y los cansados pies de los ancianos no pasean sobre la fina arena de la playa. Algún soñador solitario se resiste a abandonarme tan pronto, e intenta atrapar con su pincel hasta mi último aliento, en toda la magnificencia de ese decandente verano que agoniza frente a nuestros ojos.
Siento tristeza ante la soledad de esa playa vacía, pero sé que mi camino debe continuar. La bruma de la mañana me avisa de que debo ir despidiéndome de ese paisaje tan mío.
OTOÑO
Estoy dormida aún y me siento pesada. Debo seguir mi viaje, mi ciclo de vida. Me doy cuenta de las caras de unos niños con las narices pegadas a mi piel tratando de mirar en mi interior. ¿Qué pensarán que llevo dentro de mí? Soy transparente como me ven y no escondo nada porque soy agua, pureza, vida, continuación. Pero en mi interior más profundo están escritas todas esas historia que a lo largo del viaje he ido guardando como un tesoro. Como una gigantesca bola de cristal donde podemos ver lo vivído el pasado año y también este. Pero no debemos olvidar que todavía nos quedan dos espacios en ella por llenar. Siguen mirándome y como aún estoy imncompleta me dejan con cuidado sobre la rama de un árbol. Pronto llegará la noche y la evaporación de la tierra debido al calor del día hará que me condense y me vaya elevando hasta el cielo. Muy lejos, en las montañas me espera mi destino.
Durante el camino hacia las tierras más altas mi corazón se encoje de tristeza al contemplar todo lo que ha sucedido en mi ausencia. Aquellos bosques por los que me había deslizado en primavera absorviendo el perfume de sus flores estaban quemados. El aire fresco que dejé entre sus plantas ahora huele a muerte y a desolación. Veo a los animales correr asustados en busca de sus crías y los pinos que abren sus brazos suplicando ayuda. ¡Qué horror! Intento apartar la mirada pero el humo reinante me hace ver hasta donde la mano del hombre es despiadada con la naturaleza. Ni todas las gotas contenidas en ésta nube en la que viajo podrán dar un poco de frescor al monte que agoniza.
¡Cómo es posible que el corazón de las personas albergue tanta maldad! La palabras parecen no tener salida de mi boca, mientrar mi corazón llora de dolor con tanta miseria.
INVIERNO
Nos acercamos a las altas cumbres. Allí donde el invierno tiene su palacio de nieve. Vuelvo la mirada y todavía me parece oir el gemido del pinar, el sauce o el haya. Con el corazón sobrecogido por la pena llego a los lagos de Nathaniel. Ha comenzado a nevar. Lentamente todo se va cubriendo de blanco. Los senderos apenas se ven y las edelwais intentan pernamecer con sus cabecitas estiradas. Los muñecos de nieve ya se han puesto sus bufandas, igual que las gentes que viven por ahí. Los rebaños se recogen y la leña se almacena en los establos.
Es tiempo de fuego, comida caliente y trabajos en la casa. Mis hermanas y yo hemos encontrado un hueco en el alféizar de una ventana. Allí, junto a un seto permaneceremos hasta la Primavera. Desde este lugar vemos los lagos de Nathaniel transparentes. Algún cisne se desliza sobre sus heladas aguas entonando su último canto. Una sinfonía de colores únicos que va pespunteando aquel bonito cuadro.
En el Espejo de la Luna se seguirán escribiendo historias como éstas; de AGUA, ya que sin ellas los Lagos de Nathaniel no existirían. Ana Valentín.
F I N
El lugar de donde vengo se llama "El Espejo de la Luna" y es cierto, porque allí va la Luna a mirarse cada día. Situado entre majestuosas montañas que foman entre sí los Lagos de Nathaniel . Ellos son el lugar de comienzo de muchos viajes, pero a su vez también son un lugar de retorno al final del camino. Lugar donde las estaciones se complacen en recordarnos que, en las distintas caras de la Luna , están naciendo a diario soles y estrellas. y es entre esa luz y esa sombra donde se encuentra la verdadera belleza de las cosas sencillas. Igual que yo. Sencilla frágil, cariñosa, escurridiza, pero de gran importancia para que todo ésto suceda y la vida continúe.
Y es precisamente desde este lugar, desde donde partimos un día hacia el mar. Muchas de nosotras se quedrán atrapadas en el camino por alguna nube o tal vez por la mala utilidad que haga de nosotras el hombre.
PRIMAVERA
¡Ummmmm, ya sopla la Primavera entre las temblorosas florecillas casi nacientes de los prados! Mi peculiar sonido las hace vibrar de alegría al verme. Cada año me esperan serpentando los caminos para que yo fluya entre todas ellas. Aquí estoy yo tranquila a la vez que inquieta. Con ese tintineo de casi el mes de abril entre mis manos, y me dispongo a ofrecer toda esa frescura que traigo desde las montañas. Me contemplo reflejada en el amarillo árbol de una mimosa y observo todo cuanto hay a mi alrededor que es ¡LA VIDA! en todas sus manifestaciones. Al pasar bajo sus ramas puedo escuchar el zumbido monótono de las abejas que se afanan en sus tareas. Saltando de flor en flor y aprovechando hasta el último grano de pólen que luego almacenarán en cada colmena para fabricar la rica miel. Las personas se alimentarán con ella y la naturaleza continuará su compromiso con la creación.
Yo me siento muy orgullosa de ser parte de todo ese trabajo. Doy de beber al árbol y el árbol da trabajo a la abeja. Luego la abeja dará de comer al hombre.
VERANO
¡Por fin he llegado al mar! Amplio, azul y lleno de contrastes. El sol no se aparta de mi cabeza y aprieta el calor. Observo grandes barcos surcando mi cuerpo y a los delfines saltar sobre mi espalda riedo de alegría. Oigo ruido, risas de niños felíces que se aproximan para tocarme. En las orillas tejo encajes de espuma para que los más pequeños disfruten de mí sin peligro. Me abrazo a ellos y siento vibrar sus cuerpecitos al contacto con el sabor salado que tanto me caracteriza. Estoy presente en cada juego y soy confidente de esas miradas que vagan en busca de respuesta mirando al horizonte. ¡Qué reconfortante es poder sentir en tu propia piel la alegría misma de las cosas, de las personas.
No concibo un verano sin mi presencia que en ocasiones pocos saben valorar. Soy complemento de la luz, porque sin ella mi esplendor se vería tamizado por los nubarrones del verano que intimidan el acercarse hasta mí. Me lleno y me vacío una y mil veces en esa sencilla intimidad que me caracteriza, procurando estar presente en todas partes.
Pero el resplandeciente sol prepara ya mi equipaje, volviendo a las tardes más cortas y más frescas. Yo, junta a mis compañeras lo noto porque las risas de los niños se sienten más lejanas y los cansados pies de los ancianos no pasean sobre la fina arena de la playa. Algún soñador solitario se resiste a abandonarme tan pronto, e intenta atrapar con su pincel hasta mi último aliento, en toda la magnificencia de ese decandente verano que agoniza frente a nuestros ojos.
Siento tristeza ante la soledad de esa playa vacía, pero sé que mi camino debe continuar. La bruma de la mañana me avisa de que debo ir despidiéndome de ese paisaje tan mío.
OTOÑO
Estoy dormida aún y me siento pesada. Debo seguir mi viaje, mi ciclo de vida. Me doy cuenta de las caras de unos niños con las narices pegadas a mi piel tratando de mirar en mi interior. ¿Qué pensarán que llevo dentro de mí? Soy transparente como me ven y no escondo nada porque soy agua, pureza, vida, continuación. Pero en mi interior más profundo están escritas todas esas historia que a lo largo del viaje he ido guardando como un tesoro. Como una gigantesca bola de cristal donde podemos ver lo vivído el pasado año y también este. Pero no debemos olvidar que todavía nos quedan dos espacios en ella por llenar. Siguen mirándome y como aún estoy imncompleta me dejan con cuidado sobre la rama de un árbol. Pronto llegará la noche y la evaporación de la tierra debido al calor del día hará que me condense y me vaya elevando hasta el cielo. Muy lejos, en las montañas me espera mi destino.
Durante el camino hacia las tierras más altas mi corazón se encoje de tristeza al contemplar todo lo que ha sucedido en mi ausencia. Aquellos bosques por los que me había deslizado en primavera absorviendo el perfume de sus flores estaban quemados. El aire fresco que dejé entre sus plantas ahora huele a muerte y a desolación. Veo a los animales correr asustados en busca de sus crías y los pinos que abren sus brazos suplicando ayuda. ¡Qué horror! Intento apartar la mirada pero el humo reinante me hace ver hasta donde la mano del hombre es despiadada con la naturaleza. Ni todas las gotas contenidas en ésta nube en la que viajo podrán dar un poco de frescor al monte que agoniza.
¡Cómo es posible que el corazón de las personas albergue tanta maldad! La palabras parecen no tener salida de mi boca, mientrar mi corazón llora de dolor con tanta miseria.
INVIERNO
Nos acercamos a las altas cumbres. Allí donde el invierno tiene su palacio de nieve. Vuelvo la mirada y todavía me parece oir el gemido del pinar, el sauce o el haya. Con el corazón sobrecogido por la pena llego a los lagos de Nathaniel. Ha comenzado a nevar. Lentamente todo se va cubriendo de blanco. Los senderos apenas se ven y las edelwais intentan pernamecer con sus cabecitas estiradas. Los muñecos de nieve ya se han puesto sus bufandas, igual que las gentes que viven por ahí. Los rebaños se recogen y la leña se almacena en los establos.
Es tiempo de fuego, comida caliente y trabajos en la casa. Mis hermanas y yo hemos encontrado un hueco en el alféizar de una ventana. Allí, junto a un seto permaneceremos hasta la Primavera. Desde este lugar vemos los lagos de Nathaniel transparentes. Algún cisne se desliza sobre sus heladas aguas entonando su último canto. Una sinfonía de colores únicos que va pespunteando aquel bonito cuadro.
En el Espejo de la Luna se seguirán escribiendo historias como éstas; de AGUA, ya que sin ellas los Lagos de Nathaniel no existirían. Ana Valentín.
F I N
jueves, 18 de marzo de 2010
CANTO AL SOL

Un obrador de colores
se despierta con el día,
la luz se va entrelazando,
entre flores que bostezas,
cuando sus finos peciólos
va abriendo sus cabezas.
Luz de oro que descorre
del cielo plumas y estrellas,
las espigas en romance,
moviendo sus cabelleras,
balanceando sus cuerpos,
en extensiones y huertas.
Las abejas presurosas
quieren imitar al sol,
y recorren una a una
las flores con gran pasión,
absorbiendo su dulzura
convirtiéndola en sabor.
El río sacude la escarcha,
las piedras se limpian el frío,
los pies desnudos se adentran
en sus orillas con brío,
para lavarse la cara
y abrazar los sentídos.
La montaña nos deslumbra
con su manto de color,
mil filigranas pespuntan
junto a un nido la labor,
de unos gorriones que tejen
un cesto con mucho amor.
Febrero se va despidiendo
con su carita cansada,
desde lejos muy airosa
despunta la madrugada,
que entre sus enaguas trae
la primavera guardada
para expandirla en el mundo
como sábana calada,
donde sus hilos serán
las luces de las mañanas.
¡Un canto lleno de vida!
¡Una vida que nos canta!
renovando la grandeza
que del sol se nos depara,
y hasta el rincón más pequeño
esa luz es esperanza. Ana Valentín.
¿ELEFANTES O MARFIL ?



Pero los elefantes están en peligro debido a la caza furtiva para la obtención del marfil de sus colmillos. Sólo la prohibición total del comercio del marfil salvará a los elefantes.
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