Comienza el último mes del año. Diciembre, que debe su nombre por ser el décimo mes del calendario romano. La piedra que lo representa es la turquesa y la flor la "flor de Pascua" que antiguamente bordeaba muchos de los caminos mi isla y que hoy puede apreciarse en algún jardín particular y parques de la ciudad. Buscar entre mis recuerdos el mes de diciembre me remonta a esos años en los que todo sabe a fiesta y alegría. Primer trimestre de estudios en la escuela y los adornos navideños. Todo cambia en la sociedad pero no en la vida. Seguimos pasando los meses y haciendo de ellos el acicate para seguir nuestra existencia, corta o no, pero solamente a nosotros incumbe el hacerla llevadera. Las nieves no han hecho su presencia todavía en las altas cumbres de Parque Nacional del Teide y aún así ya está luciendo luminoso contra el azul del cielo.
OFRENDA DEL PICO TEIDE
El Pico quiso ofrendar
al cielo su flor temprana
y un ramo de amor le dio
guarnecido de retamas
y de violetas que urdió
allá arriba en la montaña
donde el viento ahora es soplo
perfumado de su gracia
Y el azul del firmamento
de recibirlo se alegra
un abrazo ha de donarle
al Teide, cristal y piedra,
y envía a sus brumas blancas
a posar sobre la tierra,
llevándose esa misiva
como afables mensajeras
del cariño de la altura
y también de las latencias.
El Teide viste de gala
en esta fiesta solemne,
y hasta tocan las campanas
anunciando al mar de siempre,
el romance de un volcán
que entre las nubes se pierde
y es aliento y es imán
del isleño y de sus almas,
de sus risas, de su fiebre,
de su orgullo al despertar
cuando las flores se abren
y en pos de la gloria van.
Juan A. López de Vergara y Batista
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