La he vuelto a ver. Inmersa en sus pensamientos a la boca del jardín. El frescor de su estampa se me antoja como algo que fluye desde la tierra donde su inmenso cuerpo tallado en la misma bulle al son de esos hilos de agua que reverdecen su vestido. Tranquila y ausente, con el rostro mirando al mar y con sus pensamientos elevados hacia otras esferas que declinan desde lo más alto hasta la sencillez de un parque de flores donde descansa su enorme cuerpo. Ana Valentín.
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