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viernes, 10 de octubre de 2014

HAMBRE DE LUNA




Trato a diario de sumergir las raíces de mi pensamiento en las hondas regiones de mi intimidad. El suave mensaje de la naturaleza me devuelve emociones dormidas. Sumergida en la decadente melodía de las horas de hastío, donde la cumbre de mi noche trata de arrojar un poco de luz sobre el mundo que me rodea. Poder acariciar a las rosas por ser solo eso, rosas pero que a su vez se sienten la reinas de mi jardín entre las demás flores. Frente a los estertores de esos crepúsculos de otoño que se definen frente a mis  ojos cansados como algo bello.



Hoy siento hambre de luna y de todo su misterio que ya me envuelve.Las fantasías encarceladas de una triste melodía se desvanecen ahora junto a mí, hasta impedir que caiga enferma de nostalgia, donde ese tiempo que hoy vivo felizmente desee recoger toda la esencia de mi alegría. En las orillas del corazón las faldas de una montañas cercanas parecen llamas con el resplandor de las floraciones del dorado otoño.
 
 
 Se irán tiñendo de frescura los pies de los niños que saltan frente a ellas haciendo mil estrellas de sus risas. Pero mucho antes de que otra noche palidezca en la inmensidad solitaria de aquel cielo la fatigada luna bañara de luz todo el volcán de mi isla. A través de esos caminos  de la línea blanca de mi memoria quedará la huella plateada de aquel momento que yo trataré de recoger por el taciturno camino de la duda.

¡Viejo y solitario espectador que gritas a la reina de la noche y suplicas a sus mudas lavas tu secreto!

Al final mis párrafos quedarán tendidos en mi cuaderno hasta que los mercaderes de sueños los recojan. El sonido del arpa de la vida se partirá en dos mitades cuando los árboles mezan sus tallos a la brisa y la fina lluvia se rompa contra un sol de enigmas y de encantos. En ese instante mi espacio desaparecerá y tan solo quedará inmensidad a mi alrededor. Leve como la delicada silueta de un universo nuevo ante la pureza de su infinita dulzura. Pero en esos días tristes y lluviosos del otoño mi creación será intenso no pudiéndolo contener en ningún lugar.

 
Bajo las hojas de un sauce llora hoy otra tarde en su inocente austeridad. Sobre un inmenso vacío sin espacios, porque en cada alma se imaginarán historias y en cada nube se trenzarán nuevos sueños.
Ana Valentín.
 

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