" Huele a noche y a tierra mojada. En mis resecos labios se han posado las mariposas cansadas de tanto volar entre las flores. La claridad de una superluna acarició mi espalda hace unos días, como un enamorado en blanco que me dio cobijo. La tristeza del otoño sacude ya su vestimenta de los árboles semidesnudos en las doradas tardes de ausencia. En esa decadencia de luz que nos daba la mano para atravesar el umbral de las estaciones. Bulle ya la firmeza de los ocasos de la vida que siento como penetra por mis poros dándome la opción de asegurarme de esa magnificencia de la vida en todas sus connotaciones. El aroma de los montes despeja mi aliento ante la constante vertiginosidad de la mirada de otra tarde. Encontrarme con la más pura naturaleza y colarme en su familia es un placer inenarrable. Saciarme de todo aquello que vemos y que tantas veces no sabemos entender " Ana Valentín"
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