Las nodrizas o amas de leche eran mujeres que amamantan un lactante que no es hijo suyo, hoy en desuso hasta el siglo IX. Se conocen numerosos textos históricos en los que se aprecia que en muchas civilizaciones mujeres de distintas generaciones y clases sociales no han amamantado a sus hijos. La lactancia mercenaria se extiende de tal manera durante el Renacimiento en Europa, pero en Francia e Italia la mayoría de mujeres amamantan a más de una criatura a la vez que a las suya propia. La lactancia es una forma inigualable de facilitar el alimento ideal para el crecimiento y desarrollo correcto de los niños. En los animales sucede lo mismo ya que han habido animales que amamantan a crías de otras especies.
PARA SIEMPRE
(Dedicado a tí, en el día de la madre)
Mis dedos rozaron un deseo bajo el horizontal cielo, en un ansia indecible de azul. Mis labios, que ya habían olvidado la intensidad de un beso, eran como un trozo de soledad que no había encontrado aún el brillo de la luna. Era una palabra, cuya silabas solo podrían pronunciarse cuando el alma se va a sus aposentos. Las miradas de otros amaneceres recostaron sus cansados cuerpos sobre la espesa niebla. Yo deseaba perderme en ese camino nunca olvidado de mis recuerdos, para así poder hacer mío el prestado paisaje de mi fantasía. La fluidez de esos ríos de tinta de mi memoria desplegó sus metáforas sobre el lienzo sin esquinas de mi imaginación. Mis páginas siguieron fluyendo por los nítidos barrancos de mis amaneceres y, la luna se embriagaba en un deseo blanco que se desteñía en un paisaje sin forma.Deseé una y mil veces que mi sueño traspasara el umbral de la lucidez, dibujando en mi mente una sonrisa cuando muere en el aire. Recogí mi recuerdo y lo guardé en ese cajón del olvido, entre tiestos de flores secas. La perdida mirada de las costas se iba descolocando en mi imaginación, en esa hora despierta de la nostalgia, cuando el pensamiento es el único capaz de curtir a la esperanza, ante la presencia inasible de la memoria. Aquellos sentimientos vacíos fueron tejiendo su voluntad entre mis manos, mientras que éstas musitaban palabras aprendidas en el cansancio del vivir. Los azules océanos hoy se dilatan en mis pupilas y espacios infinitos de silencio, que se pasean por los helados anocheceres de mis recuerdos. Pero mi mirada se fue perdiendo en ese infinito donde las nubes se confunden, cuando el último resplandor de la vida no quiere perderse el canto del mar.-
Ana Valentín
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