Tras el invierno todo vuelve a florecer. Hasta el más pequeño detalle de la Creación abre sus ojos al sol, a la vida. Aunque en sus primero pasos la primavera es algo revoltosa, siempre diseña al paise de sabia esperanza y de profundo coraje. Los tallos secos toman sus mejores galas mientras las hojas de los árboles abanican sus rostros a la brisa. Renacer a la vida en ese susurro exacto y complaciente que hacen de las personas un poco más sensibles y humanas.
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