Estamos viviendo muchas emociones y todavía nos preguntamos lo mismo. ¿Qué está haciendo el hombre para que la Naturaleza se comporte así con él? La tranquila paz de los veranos dista ya de mucho tiempo en el que todo invitaba a sumergirte en historias de pueblo, paseos de montaña y comidas con la familia bajo alguna parra. Que tiempos aquellos en los que todo olía a inocencia, saciedad y contacto con aquellos que siempre estaban a nuestro lado. Hoy el mar duerme sus tardes y abre las entanas muy de mañana pero el eco de la nostalgia ya no se funde entre sus barcas y la brisa del monte se escurre presurosa frente a las multitudes aplastantes de ilógicos aventureros. Tardes de siesta en la calma de esas estancias repletas de susurros en las que todos eran bienvenidos y donde cada uno formaba parte esencial de ese núcleo. Hoy no conocemos a nadie y sin embargo nos interesa la vida de todos. ¿Que vamos a hacer entronces cuando el mar ya se sienta tan cansado que ni pueda mecer a las barcas y el viento de la montaña solamente pase a nuestro lado sin apenas saludarnos?
"Comprender la vida requiere de una mente muy sencilla. Una comunión extraordinaria y sin motivo. Sin objeto ni experiencia sino con esa sensación de espacio inmenso". Se nos hace tarde ya para reaccionar a tiempo. Siempre estamos demasiado ocupados.
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