martes, 11 de octubre de 2016
EL OLIVO
El olivo me sorprendió en una tarde de septiembre mientras paseaba por el parque. Allí estaba frente a mis movimientos. Con su tronco grueso y torcido, copa ancha y ramosa, hojas duras, perennes, de color verde oscuro a la derecha y blanquecinas por el revés y flores pequeñas.
SONETO
Cuando miro tu tronco torvo y fiero
tu tronco casi humano, padre olivo,
un dios pagano, rudo y primitivo
te descubro un viejo dios ibero.
Y preso de tu fuero y desafuero
cultrario de tu culto y tu cultivo,
mueve en tus ramas-brazo sin motivo,
el cuerpo aceitunado del bracero.
Y su sangre y tu savia se confunden
en la tierra irradiante en que se funden
como manos crispadas tus raíces.
Y tu torcida y bronca arquitectura
se me aparece cepo y atadura
de estos pueblos varados e infelices.
(Felipe Molina Verdejo, 1924/1997)
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario