Noches como estas son verdaderos regalos de la naturaleza. Cuando el silencio invada la oscuridad y los puntos de confeccionan ese paisaje estelar que solo en La Cañadas del Teide se puede vivir, te das cuanta de lo infinitamente minúsculos que somos los humanos. Apreciar la inmensidad de esa noche es inmiscuirse en el entramado mágico e indescriptible de la creación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario