Con la llegada de mayo el Teide despierta a la primavera con su traje rojo. Los tajinastes salpicas los senderos y las rocas volcánicas expanden su majestuosa belleza acunadas por la fragancia de las retamas. Visita obligada a los amantes de la naturaleza y del paisaje. Sumergirse en el Valle de Ucanca es una experiencia que toca todos nuestros sentidos.
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