El futuro es como una luz que se acerca al final del camino que recorremos y a donde debemos llegar si nuestro aliento alcanza. Unas veces se traspasa, otras, desgraciadamente, nos quedamos en el camino y no cruzamos ese umbral blanquecino del bosque donde todo parece detenerse. El año que termina se asemeja a una autopista que llega a su fin, pero que también enlaza con otra vía que marca el comienzo de un nuevo tiempo, nuevas sensaciones y percepciones de lo real y lo fantástico, como se muestra en esta imagen captada el domingo en el monte de Las Lagunetas, en La Esperanza, en Tenerife.
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