No hacer nada es un privilegio pero también un derecho tras una jornada de trabajo agotadora. Tomarse un tiempo para uno mismo es algo que sabe de maravilla. Si podemos evadirnos y marchar lejos del entorno de trabajo estupendo, crearse un ambiente de relax en la bañera, o acostarse sobre la fina hierba mirando el cielo estrellado son momentos que nos alegran, nos satisfacen y nos hacen ser mucho más felices. ¿Probarlo? Ya veréis como es cierto. El lugar no es el éxito, solo depende de nuestra actitud.
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