Las noches de verano son mágicas siempre, pero cuando la luna nos regala una aparición de estas lo demás queda relegado. Quizás se esta la luna de agosto que esperábamos o tal vez sea otra de las muchas que nos han atraído con su magia. Sea lo que sea es siempre la luna, pero aún así jamás será igual que la anterior. Pensemos un poquito en ello y tal vez en ese tramo de la noche salgamos favorecidos de muchas cosas que nos atormentan o simplemente gocemos de sentir su mágica luz blanca sobre nuestras frentes. Cada cual es dueño de hacer o imaginar lo que desee. En eso radica la verdadera belleza de las cosas poco comunes. Imagen de Ana Valentín.
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