Al llegar el ecuador de nuestra vida nos parece que todo nuestro mundo irá cuesta abajo. Pero el tiempo es el mayor tesoro que podemos tener solo que debemos aceptar su paso en cada etapa. Nuestro aprendizaje es ir día a día modelándonos en cuerpo pero sobre todo en alma. Tratar de atrapar el agua del mar en nuestra manos cuando tocamos la fina arena es irremediable. Se va para no volver. Vendrán otros mares y también otras arenas, pero cada cosa en su tiempo. Muchas personas tratan de mantenerse a través de esos andamios que la cirugía pone a nuestro alcance para matenernos jóvenes. La profundidad de la mirada no nos puede engañar por más pases de quirófano. Éstos son necesarios cuando la razón es de peso y con riesgos para la salud, pero lo demás es pura fantasía. Renunciar a una parte importantísima de nuestro cuerpo como son los órganos femeninos para después querer adopatar un hijo ¿una incongruencia verdad? Dejemos que cada cual sea como quiera a pesar de sus errores. Ana Valentín.
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