Las apuestas podrían dispararse igual que nuestras tarjetas de crédito ante tanto derroche. Digna de una princesa o tal vez solo sean reclamos para aquellos coleccionistas que al verla decidieron invertir todo el dinero de la subasta en obras benéficas. Aún quedan señas de buenos sentimientos ante tanto lujo y esplendor. Ana Valentín.
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