TIEMPO

Ese peregrino sin equipaje, donde nuestra plenitud no aparece por la cantidad de satisfacciones, sino por lEse peregrino sin equipaje, donde nuestra plenitud no aparece por la cantidad de satisfacciones, sino por la ausencia de deseos que se producen por el descubrimiento de nuestra verdadera naturaleza. Todos los seres humanos somos unos buscadores natos de nuestra plenitud, pero nos aferramos a ideas, costumbres, miedos recuerdos que nos limitad en ese camino hacia la libertad, antesala de la plenitud. El tiempo, como un peregrinar sin nombre, sin deseos, sin metas, va socavando cada minuto de nuestra vida, a la vez que la conforman. Todos estamos bajo ese mismo paraguas y aunque sintamos la necesidad de adaptarlo a nuestros propios deseos, se mantiene inamovible sobre nuestras cabezas. Todo lo que pensamos es creación temporal; la persona es algo pensado y su existencia está esculpida en la temporalidad mental.
Pero la forma de vivir de cada uno de nosotros es decisión nuestra, y el desorden que muchas veces encontramos en nuestras vidas es lo que la inteligencia ha puesto para que, deshaciéndola descubramos la realidad. Cada una de nuestras vivencias será nuestra evidencia de que el tiempo nos cubre a todos y de él sacamos lo que verdaderamente somos. Ana Valentín