Agra, campos de mostaza y pequeñas montañas
El camino es largo
entre campos de montaña y pequeñas montañas.
El amarillo de sus flores bordea la carretera pero nos permite
contemplar escenas cotidianas. Mujeres en plena faena del campo, niños al salir
de la escuela, pequeño mercados donde las gentes se aprovisionan. Agra nos espera.
Un lugar por excelencia. Con sus calles y palacios de la dinastía moghul
extraordinarios. Bellezas detenidas en el tiempo. Las blancas pinceladas de
mármol configuran una arquitectura extremadamente maravillosa. Diseño, pasión amor, recuerdo son los
símbolos de éstas creaciones que aún hoy están de máxima actualidad. Un legado a la Humanidad que no conoce
fronteras, razas ni religiones. Entrañables
rincones en los que solo, si te encuentras con ellos y llevas tu corazón
abierto a ese descubrir, puedes quedar saciado de sensaciones maravillosas e inalterables.
Las pinceladas de esos momentos tejen nuestra estancia en esa ciudad sumergida
en la pobreza más grande, entre palacios de arenisca roja de dinastías y
marajás y donde la vida vibra en sus calles. Entre basura, gentes, coches y
todos los hijos de la India. Junto al río Yamuna el agua estaba tranquila y
aquel atardecer najo la niebla como
todo, en la India es diferente.
Agra comprende
una superficie 188,40 kilómetros y 1,6 millones de habitantes aproximadamente.
Es el tercer vértice del triángulo de oro junto con Delhi y Jaipur y el más
visitado por el monumento simbólico de la India, el Taj Mahal. A la orilla
derecha del Yamuna, a parte del célebre mausoleo la ciudad que fue capital del
imperio moghul posee una extraordinaria riqueza artística Tras cuatro horas de
viaje entramos en la ciudad por excelencia de nuestro viaje. Hemos dejado atrás
más campos amarillos de mostaza y pequeñas montañas, más caseríos, aldeas,
gentes, camiones. Antes de entrar en Agra paramos en el Pueblo Fantasma. Un
palacio y fortaleza moghul de extraordinaria belleza arquitectónica. Con
jardines verdes y estancias impresionantes. Un remanso de paz antes de entrar
en la ciudad.
La otra cara de la
moneda de este destino turístico es la agresividad proverbial que observamos
entre los conductores de los rickshaw.
La ciudad de Agra podía visitarse en un solo día, pero lo importante es
hacer una primera toma de contacto con la misma un día antes. Así pudimos
conocer a Papu, un veterano en el arte de conducir su rickshaw y que nos guió por
las callejuelas de Agra el día de nuestra llegada. Luego nos regaló el mejor
momento de toda la excursión. Por un camino poblado de árboles y monos que
saltaban con sus crías a nuestro encuentro, nos condujo hasta la orilla del río
Yamuna. Era practicamente de noche y la luna se reflejaba sobre el agua. Junto
a nosotras el Taj Mahal resplandecía bajo la niebla y dejaba ver su inmensa
presencia de mármol blanco. Podías tocarlo. Unos momentos únicos e
inolvidables. Solamente nosotras, Papu y el pescador que llegaba y nos brindaba
su barca para contemplar el mausoleo desde el agua. Aquel instante no tenía
precio, no tenía tiempo. Era inmenso a la vez que inmortal, porque en nuestras
cámaras y en nuestro recuerdo se había quedado grabado para siempre.
A la mañana siguiente
el Taj Mahal resurgía desde la niebla
como un gigante con su gran gama de tonalidades. El interior estaba en
penumbra, como siempre, y los visitantes bordeamos las tumbas que yacen en el
él. Su artífice principal fue el arquitecto de Agra UstadÍsa. El jardín fue
encargado a Ranmel, al más puro estilo árabe. Los responsables de la decoración
en piedras duras eran originarios de Maltan
y Kanauj. Las caligrafías coránicas las realizó un calígrafo de
Grandahar, Persia, y la inmensa cúpula de mármol Ismail Khan Rumi originario de
Constantinopla. Sus obras comenzaron en 1632 al año de la muerte de Mumtaz
Mahal, esposa de Shan Jahan a quien está
dedicado el mausoleo. El Premio Nobel Rabindranath Tagore dijo del Taj
Mahal : "Una lágrima de mármol detenida en la mejilla del tiempo", la
descripción más poética de la obra.
Lal Quila, o Fuerte
Rojo de Agra está situado al otro lado del río Yamuna y desde él se puede
aprecial el Taj Mahal. Patrimonio de la Humanidad desde 1983, se encuentra al
noroeste del Taj. En la puerta oeste del Fuerte Rojo se encuentra la mezquita
de Agra que fué construida por Shah Jahen a petición de su hija predilecta. La
tumba de Itimad-Ud-Daulah, en la orilla este del Yumana y rodeada de jardines,
es uno de los mejores exponente del arte moghul. Un mausoleo de mármol blanco,
réplica del Taj (el bebé) y en menores
dimensiones se levanta sobre una de las terrazas y fue construido por Nur
Jahan, esposo de Jahagir en memoria de su padre. Una visita obliga a un hogar
de la Madre Teresa de Calcuta. La alegría de esos niños nos contagia y nos
conmueve; una labor digna de continuar.
Fatehpur Sikri;
Pratrimonio de la Humanidad desde 1.986 fue el proyecto más ambicioso del
emperador Akbar, ciudad fortaleza con edificios particulares, administrativos,
religiosos y construida en pocos años. Aun Akbar era analfabeto siempre se
rodeo de sabios y estudiosos. Las construcción de esta ciudad vino determinada por un encuentro que tuvo
con un santo sufí Salim Chishti que ya residía en la localidad de Sikri.
Después visitamos el Museo de Astrofísca, con su numerosos instrumentos de
medición para el estudio del universo.
Salimos de Agra
temprano y nos dirigimos a Delhi para
tomar el vuelo con destino a Katmandú. El Himalaya se desplegaba a nuestros
pies con toda su inmensidad y belleza. Picos coronados por la nieve de sus montañas paralelas. El plegamiento del Himalaya se originó por el
encuentro de las placas tectónicas india y euroasiática hace 55 millones de
años. Es un sistema montañoso reciente. Es el principal baluarte ofensivo de la
India El Indo, el Ganges y el Brahnaputra forman una inmensa llanura fluvial de
650.0000 kilómetros al pie del Himalaya. El Indo es el más largo del país y
nace en el Tibet. El Ganges nace en la región de Gahrwal y el Brahmputra
también en el Tibet. Clima monzónico y vegetación abundante. Gran variedad de
especies. Numerosos pueblos y ciudades salpican sus valles.
Fotos: Ana Valentin.
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