Sorprendida me quedé al descubrir la imágen de Buda sobre la terraza de una casa en el norte de Tenerife. Estaba ahí, mirando al Atlántico con su mansa presencia y impresionante talla. Y es que todo puede ocurrir en un instante, cuando menos lo esperamos, porque la expresividad de la vida frente a nosotros no conoce fronteras. ¿Quién sabe si ese descubrimiento podría ser la tarjeta de invitación a algún sueño por realizar? Tal vez pronto podamos descubrirlo.
Ana Valentín.
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