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domingo, 20 de noviembre de 2011

OJALÁ

Ojalá que la lluvia no se pare
sobre un mar de inmensas esperanzas,
ojalá el brillo de la rosa
no se manche de guerras ni distancias.
El vestíbulo del cielo estaba abierto
a los ojos de los niños que cantaban,
con los lagos que en sus manos se proyectan,
a través de la inocencia de su infancia.
Ojalá los hombres no se envidien
en las velas que el mar pintan nostalgia,
ojalá que en las manos permanezcan,
las sonrisas de una vida plena y mansa.
No escuchemos el clamor del desvarío
ni intentemos ocultar tanta desdicha,
la palabra fué creada para el hombre,
y el temor tan solo engendra más codicia.
Ojalá las golondrinas vuelen libres
ojalá que las pistolas queden mudas,
solo el viento del poniente surque el cielo,
y el sonido de la vida nos despierte. Ana Valentín.

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