La sala comedor de la casa de María Isaura Lorenzo, situada en la calle Pérez Zamora del Puerto de la Cruz, atesora a modo de museo naval improvisado, una valiosa colección de maquetas de navíos de vela y a vapor, reproducciones de aquellos que surcaron los mares y recalaron en los principales puertos de las Islas, Europa y América, y que ya forman parte de la historia mercantil y de la navegación.
Las piezas que se exhiben en las estancias de la casa fueron confeccionadas en los años treinta del pasado siglo por don Pedro Rodríguez, suegro de María Isaura Lorenzo, que trabajó en la naviera propietaria del Águila de Oro durante 10 años, desde 1950 a 1960, en calidad de contable. Don Pedro Rodríguez compaginaba la delicada tarea de llevar las cuentas del armador Juan Padrón Saavedra, a la sazón propietario del vapor Águila de Oro, con su pasión por la construcción de barcos en miniatura, a escala, con una precisión y realismo asombrosos.
María Isaura Lorenzo señala que “mi suegro era un apasionado de todo lo relacionado con la mar y era un entusiasta y seguidor de las crónicas en EL DÍA del periodista Juan Antonio Padrón Albornoz, todo un experto en navegación marítima, que transmitía e irradiaba esa pasión por esa faceta de la ciencia del mar y sus protagonistas”.
Una decena de réplicas de embarcaciones, que pasarán a formar parte del museo del buque Correillo de La Palma, aunque todavía no se han especificados los detalles de la cesión, dado que se está en negociaciones, según asegura María Isaura Lorenzo, para su definitivo traspaso, aunque a condición de que la citada colección pueda regresar al Puerto de la Cruz para ser expuesta si fuera preciso o los acontecimientos lo exigieran.
La mayoría de las reproducciones navales se conserva en perfecto estado y su realismo resulta realmente asombroso en cada uno de los detalles o aspectos, que van desde el casco, velamen, instrumentos de navegación y botes salvavidas.
La colección de navíos y vapores en miniatura de Pedro Rodríguez López se expuso, con gran éxito, en el Casino del Realejo Bajo, del 25 de julio al 2 de agosto de 1969, en el marco de las Fiestas del Carmen. Gran parte de la misma reposa en el salón principal y comedor de doña María Isaura Lorenzo, con un grado de conservación casi impoluto, aunque se aprecian los rasgos marcados por el paso del tiempo en los velámenes de las embarcaciones.
Los navíos exhiben todo su realismo. Resulta asombrosa la precisión que presenta cada una de las piezas y elementos de los barcos. A don Pedro Rodríguez no se le resistió ninguna pieza, por diminuta que fuera. Así pues, una reproducción de un vapor incluye todos los elementos propios de un barco, como los instrumentos del gobierno, el timón, la sala de máquinas, los camarotes, los asientos de la cubierta, las chimeneas, los miembros de la tripulación, los salvavidas, los botes, el ancla y la cadena.
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