El ocio nocturno del Puerto de la Cruz se acomada a los nuevos tiempos y tendencias, pero también sufre el embate de la crisis económica y del retroceso que ha experimentado la primera ciudad turística de Canarias en los últimos quince años.
La noche portuense hizo historia y parece langidecer tras el ocaso y las tímidas luminarias o brillantes carteles que emergen de la costa de Martiánez como reclamos para el divertimento perdido.
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