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lunes, 20 de octubre de 2008

HORIZONTES BLANCOS




Una de las enfermedades más acuciantes del siglo 21 es el Alzheimer. Vemos los hospitales, las residencias de mayores, llenas a rebosar de enfermos con éste tipo de dolencia. Pero el enfermo de Alzheimer no es ese tipo de paciente que deba estar recluído en un centro psiquiátrico. Estas personas sufren una enfermedad degenerativa del cerebry requieren unos cuidados específicos. Entre ellos, quizás el más importante de todos, sea la dedicación. Su rutinaria vida se rige por programas estructurados que siguen siempre unos pasos metódicos a la hora de tratarles como personas enfermas. Y es antes de verles como ancianos hay que descubrirles como personas que son. Con sus sentimientos, con sus momentos de euforia y también con sus momentos de depresión, porque a pesar del avance de su enfermedad, sienten y se ven impotentes en muchas ocasiones, descargando su inconformidad con todo aquello que están viviendo y que no comprenden.

Se ha creado un negocio muy lucrativo entorno a éste colectivo. La mayoría de los centros no reúnen las condiciones de habitabilidad para éstos enfermos y menos aún, disponen del personal cualificado para la atención de los mismos.


A diario vemos en los medios de comunicación denuncias al respecto, pero lo que no vemos son soluciones para subsanar tanta demanda. No es lo mismo cuidar a una persona mayor, que cuidar a una persona mayor y enferma. Dos ingredientes que sólo son posibles en una correcta formación y sobre todo en una entrega incondicional hacia el enfermo.



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