Negro, siempre de incógnita
El turista, bajo la mesa coge el calor del sol
Rubio, a la hora del café en Rimón
Gris se asoma a ver como está la mañana
Blanco, todo vale cuando hay hambre
Esta es una historia sencilla e intensa donde no hay lugar para la indecisión ni día para quedarse quieto. Una misión que nadie puede hacer por ti ya que tu eres el único protagonista de esta aventura. y quiero hacer un pequeño recuerdo a esos vagabundos callejeros de cuatro patas que se acercaron a ti en esos días que estaba lejos de casa. Tus compañeros de calle, de café o de paradas de tranvía. A ellos quiero agradecer los momentos que hicieron que sonrieras y se dejaron acariciar por tu mano en esos momentos de soledad que te ha tocado vivir. Yo desde la distancia llegué a quererle también porque sin lugar a dudas te hicieron más ameno ese viaje.
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