Muchos somos los paseantes que a diario nos acercamos hasta la Plaza de España de Santa Cruz de Tenerife a pasear y tomar el fresco. A nuestros pies "la charca", sin gracia ni función. Quizás le salve las terrazas que la rodean porque de otra cosa nada. Su chorro de agua es casi imaginario, cuando deberían de haber puesto una bonita fuente que alegrase nuestro paseo y que atrajese a los visitantes. Pero nada de nada. Cutre y triste. El receptáculo de Información y Turismo permanece en la sombra desde tempranas horas de la tarde y salvo algún Bus Turístico el enclave es de lo más corrientito. Solo cuando hay fiestas la Plaza de la Candelaria recobra vida como si un desfibrilador la pusiera en marcha nuevamente. También gracias a algunas pocas terracitas que reúnen a la gente a tomar una cerveza o degustar algún pintxo se recobra la vida en tan bonito lugar. ¿Esa es la puerta de entrada a la ciudad de Santa Cruz de Tenerife? La Avenida de Anaga se ha vuelto la pista de bicicletas de la ciudad y los bancos están tan sucios que no hay más que añadir. Los jardines deben de ser limpiados constantemente porque algunos inquilinos desagradables muestran sus cabecitas a la de cambio. "Un poquito de por favor nos vendría bien" ¿no creen?
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