Los huevos de Pascua son una tradición gastronómica de la fiesta de Pascua. En la prehistoria se piensa que el origen de comer huevos al finalizar el invierno es una reminiscencia de la Edad del Hielo. Tras el duro invierno escaseaban las provisiones y al despuntar la primavera las aves retornaban desde el sur y ponían huevos de los que se alimentaban los seres humanos. En el judaísmo no aparece ningún símbolo dentro de esa costumbre, sin embargo existe el simbolismo de utilizar un huevo duro en el plato (Keará) y que se prepara durante el Seder de Pésaj como la representación de la continuidad del ciclo de la vida. Otro significado que le dan los judíos es el del endurecimiento del corazón del Faraón Ramsés II que no permitía salir al pueblo de Egipto.Asimismo el fortalecimiento que presentó el pueblo judío al lograr salir de Egipto durante el Éxodo.
En el cristianismo el intercambio de huevos de Pascua y de chocolate está muy extendido. La costumre de esconder un conejo de chocolate en el jardín viene a significar la persecución a Jesús por parte del rey Herodes.
El rigen de la decoración de los huevos de Pascua hace su aparición en la jarra tragiatella de origen etrusco en la que aparece el rey seguido de su sucesor escapando de un laberinto. Por el otro lado de la misma aparece un esfile a pie en la dirección del sol y encabezado por el rey desarmado. Siete hombres le escoltan y cada uno de ello lleva tres jabalinas y un gran escudo con el dibujo de un jabalí, el sucesor armado con una lanza en la retaguardia. En el frente de la jarra hay un dibujo laberintico que encontramos en ciertas monedas Cnosos y también en los intrincados dibujos hechos en el cesped y que hasta el siglo XIX pisaban los escolares británicos en la Pascua de Resurrección. En Europa esta costumbre data desde la Edad Media. También se celebran carreras del rodado de los huevos, una concentración familiar o amistosa en la que revive esta tradición. Ana Valentín.
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