La musica de la naturalez no para jamás. Desde las más altas cumbres con sus vientos hasta las profundidades del mar. Envueltos en sublime bruma los montes de Aguamansa al norte de Tenerife atesoran estos ejemplares de órganos naturales que solamente se dejan ver cuando la atmósfera está limpa. Allí, desafiado al cielo sobrecogen con su altura a la vez que condiguran con el paisaje la descriptiva melodía de la naturaleza.
Asimismo y junto a las costas de la Gomera los órganos del mar nos muestran esas columnas basalticas que enmudecen al más atrevido explorador. No entendemos como la naturaleza cada día nos da una nueva lección y sin embargo estamos haciendo caso omiso de su presencia. Sin respeto y sin protección todoas estas maravillas sucumbiran al deplorable comportamiento del hombre que cada día está diseñando su final. No sé si tanta cumbre y tanta publicidad serán suficientes. Solo sé que todavía el ser humano no ha entendido que forma parate de ella y con ella y su final terminará todo.
Paremos un instante a mirar y recordemos una frase del escritor ruso Dostoievski: "Hay que querer hasta el extremo de alcanzar el fin: todo lo demás son insignificancias"
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