El mundo se ha convertido en un sinsentido para el hombre. El todo vale está imperando ante esa faltan de razonamientos lógicos. Si podemos decir de los avances de la ciencia pero estamos pasando por alto las contradicciones de esas decisiones que, por muy loables que sean, hacen del hombre y su capacidad de progreso una encrucijada de contrastes. La vida existe y no hay que inventarla. Las condiciones a veces no son las más propicias para crearlas de una manera natural. Nos empeñamos en estirar de la ciencia para saciar nuestras ilusiones y eso no es malo. Guardar ese equilibrio de crear vida es un motivo para estar seguro de lo que en realidad queremos. Y conlleva un compromiso con nosotros mismos.
Por otro lado tiramos de la ciencia para negar una decisión personal a ese ser que desea desvincularse de la vida. Nadie es dueño de nuestra existencia mas que nosotros mismos y el mismo respeto que debemos tener hacia los que traemos al mundo hay procurarlo con los que desean dejarlo. El contraste del hombre para con el hombre no desvincula una serie de decisiones en las que nadie puede entrar sin el consentimiento de uno mismo.
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