Hoy recojo retazos de mi memoria y trato de hilvanar esos momentos que compartimos. Revuelo con delicada actitud esos rincones que un día dejaste para mi como la herencia más cálida de tu amor. Mi mirada observa el cielo que tantas tardes se posó sobre nuestras cabezas y el paso de la brisa entre las ramas de ese árbol no renunciará jamás a esas imágenes reflejadas en mi retina. Alzo mi voz para darte las gracias por tanto y ahora más que nunca por saber comprenderme. Eras especial en mi vida y ahora lo eres en mi recuerdo y sé que sin ti no llegaré nunca a cruzar esos caminos trazados del destino que esperan mis decisiones para no perderme en ellos.
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