En la zona peatonal de la calle Mequínez del Puerto de la Cruz descubrimos ese arte mural que atrae y transporta a quienes gustamos de recrearnos en la magia de las manos del pintor. En grandes dimensiones que a veces sobrecogen se esconden puntadas de color que recrear ese tapiz de tonalidades que solo los verdaderos artistas saben crear. Alegrar la vista del paseante de esas calles con sabor, entre restaurantes y cafeterías, casas de antaño y singulares rincones que hacen del barrio de la Ranilla un encuadre obligatorio para visitar.
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