Los zarpazos de la vida nos ocasionan muchas veces estupor y miedo pero conscientemente debemos mirarlos como avisos de que aún estamos vivos, de que todavía hay tiempo de dar ese volantazo a nuestra existencia y tratar de recomponer lo que ya dábamos por perdido. Cada día nos sorprender imágenes, sucesos que vemos tan lejanos que jamás pensamos que estamos en el ojo de ese huracán del destino donde no hay nada escrito y donde la razón es la impera y no las conclusiones adversar y divisoria. El mal es malo para todos pero el bien el la baza con la que contamos para reestructurar y consensuar lo más conveniente. Nunca es tarde para dejarlo todo en la cuneta y salir corriendo. ¿Dónde estaría la Humanidad si hubiéramos hecho siempre eso, huir, desvincularnos de todo proceso y de toda determinación? Pues sencillamente que el mundo giraría en contra nuestra y no al unísono de nuestras necesidades. Nadie nace aprendido y tampoco nadie termina jamás de aprender todo es cuestión de "creer" en el hombre y sus posibilidades.
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