A pesar de su cielo gris el aire era cálido y la quietud del mar favorable. A escasos metros el bullicio de las terrazas desbordaba la tranquilidad de la tarde mientras en el paseo se multiplican los pasos andados. Perros, niños y mayores en un ir y venir por la avenida del litoral de las Caletillas, junto a la localidad de Candelario en Tenerife. Allá lejos queda la vorágine de la capital que nos recuerda que tenemos que volver pronto a ella pero mientras tanto disfrutemos de este plácido paseo.
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