El vuelo de la cometa./HANAH VALENTÍN |
Despedimos el mes de marzo, ventoso por naturaleza, recreándonos con el apasionante vuelo de una cometa de papel, que nos regresa a los años de la adolescencia, aunque la pasión por estos artilugios de caña, papel de seda e hilo no sabe de edades. Bien es cierto que pocas surcan el cielo porque, tal vez, otras utilidades y entretenimiento han solapado una de las aficiones o juegos propios del aire libre. Nunca es tarde para confeccionar y hacer volar cometas de papel, como ocurrió el pasado domingo, en el Puerto de la Cruz, Tenerife. ¿Se atreven?
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