Las islas canarias se tiñen de luz y color en estos días del carnaval. Una manera distinta de otras tantas que se celebran alrededor del mundo. Pero lo más importante es que el carnaval no tiene edad. Todos participan de él y se sienten orgullosos de ser canarios en estos días. Las madrugadas se convierten en la hora magica de explosión. Luego a reponer fuerzas con una buena taza de chocolate y churros para poder conciliar el sueño reparador que les permita, a la caída de la noche volver a lucir ese disfraz que les hace ser por unos días aquello que deseamos. FELICES FIESTAS. Ana Valentín.
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