Nuestros mayores son muy necesarios. Ahora que la sociedad se encuentra atrapada entre el Alzheimer y la realidad virtual sus funciones siguen siendo trascendentales. Es preciso recordar el prestigio de la ancianidad y de las tradiciones.
Distinguir lo útil de lo superfluo como parte del aprendizaje. La vejez no tiene edad. La mente no necesita dinero para viajar; la mente viaja gratis a través del tiempo y de los lugares. Cada suceso y cada gesto queda registrado entre las arrugas de nuestra piel como una escritura indeleble que nos recuerda que la vida es como una taza de té.
Apurar hasta el último minuto. Hasta el trago más amargo. Es preciso recordarse de vivir. "El misterio está en la espesura y si quieres conservar todas tus plumas, no atravieses el bosque" (E.Galeano)
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