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martes, 16 de septiembre de 2008

Lo pequeño también cuenta


Ayer, cuando la tarde caía, mi laurel se sentió muy dichoso, porque
habías decidido dormir para siempre entre sus gruesas raíces. La inmensas ramas
hicieron una bóveda para tí en los últimos momentos de tu vida.
Era el lugar perfecto para decirle adiós a un jardín que siempre sentistes como tuyo. Ahora, tu recuerdo se hará mucho más grande entre sus sombras y, cuando el viento del invierno agite sus hojas, sabré que permaneces muy cerca de mí. Contigo descubrí que lo pequeño también cuenta, poque supistes llenar muchas horas de mi vida y compartistes momentos de dolor.
A tí, mi fiel compañera Trenka, cada vez que me siente bajo el laurel de nustro jardín, pensaré en ti.

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