La igualdad de esa diferencia transparente, pero muy presente, está en esos lugares del planeta donde el bien más preciado es la vida. AGUA, esa palabra que corre de boca en boca e todos, pero que muy pocos somos conscientes de su importancia. AGUA, a través de la cual vemos la imágen de esa niña en Etiopía que a diario debe cruzar una distancia de kilómetros para llevar esa vida hasta su casa. Ella, como tantos niños y mujeres del planeta, han hipotecado sus infancias, su juventud para hacerse adultas de un plumazo.
Los que por suerte vivímos en los márgenes más afortunados del planeta, nos la disputamos mediante la especulación y el poder. ¿Merece la pena este negocio si al final, los más perjudicados de todos seremos los propios habitantes del planeta.
Hace una semana contemplabamos absoros todas esas caras que el AGUA tiene, y sobre todo su poder, su proyección de vida en la Tierra. ¿Sabremos conducirnos sabiamente en esa enseñanza que, a través de los pueblos del mundo, nos han hecho visualizar lo que verdaderamente tiene valor y sentído, la VIDA en todas sus consecuencias.
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